Reportaje Roldán

La nueva vida de Roldán
Tras ser condenado a 31 años por el Tribunal Supremo, el ex director de la Guardia Civil sale de la cárcel después de 15 años en prisión.

Cuando Franco acababa de morir y España veía el amanecer de la democracia, en las primeras elecciones municipales, Luis Roldán Ibáñez ingresó en el PSOE y accedió a un acta de concejal para ser teniente de alcalde de Zaragoza en 1979. Con una supuesta Licenciatura Empresariales y un Master en Economía, destacados en currículum falso, comenzó la andadura de una de las personas más buscadas de este país durante años. De director de la Guardia Civil a fugitivo.

Ahora sale de la cárcel tras 15 años, pese a haber sido condenado a 31 por el Tribunal Supremo en 1999. Lo hace con los “bolsillos vacíos” y sin haber pagado, como asegura el Heraldo, una multa que ascendía a más de nueve millones de euros. “He pagado por lo que he hecho y otros no han pagado por lo que han hecho” aseguraba él mismo después de firmar los papeles de su libertad. Lejos quedan años de grandes responsabilidades, escándalos, laberintos y huidas desesperadas. Con una vida nueva y su pensión de jubilación camina por las calles de la Zaragoza como un ciudadano más.

Un alto cargo

Tres años más después de su despegue político en el Ayuntamiento de Zaragoza, en 1982, fue nombrado delegado general del Gobierno en la comunidad autónoma de Navarra. Fueron años de palmaditas en la espalda por las operaciones contra ETA realizadas bajo su mando. Felicitaciones y méritos que le permitieron dar el siguiente paso. De esta forma, en 1986, el Consejo de Ministros le nombró director general de la Guardia Civil, convirtiéndole en el primer civil en ocupar el cargo.

En 1988, su astucia y las buenas relaciones con Corcuera le llevaron a encargarse de la remodelación de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado. Dos años después, consiguió también detener a Henri Parot, miembro del "comando itinerante" de la banda terrorista, y su popularidad subió como la espuma durante el gobierno de Felipe González. Nuevos aplausos sembraron el eco por los pasillos cuando en 1992 fue desarticulada en Bidart (Francia) la 'cúpula' de ETA, encabezada por el buscado Francisco Múgica Garmendia.

Aunque algunos cabos sueltos le amargaron el mismo año de su apogeo. Los rastros de la droga con que algunos miembros de la UCIFA (Unidad Central de Investigación Fiscal y Antidroga de la Guardia Civil) pagaron a confidentes en algunas operaciones y las aventuradas investigaciones de un prometedor Garzón le colocaron ya en aquel momento en el ojo del huracán. “Nunca autoricé esas prácticas; pero la instrucción de Garzón no se basaba sólo en eso. Tenía más relación con los pedidos de droga encargados por agentes encubiertos y pagados con fondos reservados” afirmó años más tarde para la revista Interviú.

Garzón y Roldán pactaron la autoinculpación de algunos agentes, fueran o no culpables, para evitar "detenciones masivas de cientos de agentes y el consiguiente escándalo", según señalaron en 1997 el ex ministro del Interior, José Luis Corcuera, y el ex secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera (ambos encarcelados por el GAL) al diario El País.

José Luís Corcuera dimitió en 1993, después de que el Tribunal Constitucional anulara varios artículos de la Ley de Seguridad Ciudadana. Roldán captaba la atención de los focos y todo parecía indicar que sería su sucesor. Del punto de mira a la palestra en menos de un año.
Pero todo se torció cuando los periodistas del extinto Diario 16, José Macca, José María Irujo y Jesús Mendoza empezaron a levantar la alfombra. Debajo, algo más que polvo: el misterioso patrimonio de Luis Roldán, que se había elevado “escandalosamente” desde su nombramiento a la cabeza de la Guardia Civil. El 23 de Noviembre de 1993 el periódico publicó que el patrimonio de Roldán en ese momento ascendía a 400 millones de pesetas (2 millones y medio de euros aproximadamente).

Según Diario 16, el sueldo público de Roldán en 1993 era de unos 3600 euros. Con un salario de 600.000 de las antiguas pesetas al mes, había comprado un chalet en Cizur Menor (Navarra), otro en Aravaca (Madrid), un piso de 332 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana de Madrid, otro terreno en Cambrils y una finca en La Rioja, además de otras propiedades que, tras su divorcio, habían pasado a su ex mujer.

La huida

El 3 de diciembre de 1993 se terminó la “buena vida” del ex director cuando el Gobierno ordenó su cese fulminante. Al año siguiente, el Congreso creó una comisión de investigación que determinó que había concedido "a dedo" obras de la Guardia Civil cobrando comisiones a través de un testaferro y que había desviado fondos reservados para fines particulares, según informó EFE.

“El dinero llegaba siempre después de que la obra se adjudicara, según los procedimientos legales y los informes de los técnicos. Y nunca antes. El dinero no condicionaba la decisión. Una vez tomada, llegaba al testaferro con una gratificación económica de la empresa que había ganado. Y ese dinero era llevado a Suiza”, declaró el propio Roldán en una entrevista en presencia de un polígrafo concedida a Interviú en 2007. El aparato determinó que decía la verdad. A día de hoy, no hay rastro de los 10 millones de euros que fueron a parar a una cuenta suiza y sus dos testaferros han muerto. Según destacó El País, “sólo Roldán y Francisco Paesa, el ex agente de Interior que le ayudó a ocultar su fortuna, conocen la verdad sobre el paradero del botín”.

El partido socialista le suspendió cautelarmente de militancia mientras su "testaferro", Jorge Esparza, comparecía ante la comisión. Mientras la comisión barría sus irregularidades y las pruebas de su implicación se acumulaban bajo los muebles de su gestión al frente del Instituto Armado, la Fiscalía solicitó a la jueza Ana María Ferrer, que instruía el sumario, la retirada de su pasaporte para impedir su salida del país, publicó El Mundo.

Sin pasaporte, con el dinero en los bolsillos y antes de escuchar las conclusiones de dicha comisión, Luis Roldán se dio a la fuga el 26 de abril de 1994. Comenzaba la cacería.
El juego del escondite duró un año y un día. Durante doce meses estuvo en paradero desconocido, hasta que un día fue localizado en Laos (al norte de Camboya). El gato cazó al ratón cuando la policía española le detuvo en el área de tránsito del aeropuerto de Bangkok el 27 de febrero de 1995. Al parecer, fue entregado por las autoridades de Laos, pero no se ha localizado confirmación alguna.

El desenlace

Un día después de su detención, hacía escala en Roma el vuelo que le traería de vuelta a Madrid. Inmediatamente fue puesto a disposición de la juez Ana Ferrer, quien decretó su ingreso en prisión.

Luís Roldán ingresó en la prisión de Brieva (Ávila) el 28 de febrero de 1995. Tres años más tarde, en 1998, fue condenado a 28 años de cárcel por estafa, malversación, delitos contra la hacienda pública y cohecho. Y la Audiencia Provincial de Madrid le impuso una multa de 1.600 millones de pesetas y le condenó al pago de dos indemnizaciones al Estado por valor de 578 y 957 millones de pesetas, puntualizó El Mundo.

En cuanto a la condena, a pesar de que fue ampliada a 31 años por el Tribunal Supremo un año después, no ha sido acatada en más de la mitad del periodo establecido y Roldán sólo ha pasado 15 años en prisión, debido a “los límites del Código Penal y las redenciones penitenciarias, como destacaba el Heraldo. Acerca de esos 15 años, tampoco podemos decir que los haya pasado “entre rejas”, puesto que, después de haber cumplido apenas 10, se le concedió el segundo grado, en 2005. Durante estos últimos 5 años, ha dormido en el Centro de Inserción Social de Zaragoza, ha paseado bajo la luz del sol por la capital aragonesa y ha visto pasar los días “en su domicilio en esa ciudad, la antigua casa de sus padres, un sencillo piso de 70 metros cuadrados con un pequeño recibidor en el que exhibe una fotografía dedicada por los Reyes”, según añadió El País.

Actualmente percibe una pensión de jubilación, después de haber trabajado como vendedor de seguros en su ciudad natal. Afirma que no tiene dinero y que su hijo le ayuda económicamente. "Si yo tuviera dinero, no viviría como vivo ni viajaría en autobús", aseguraba recientemente a periodistas de Heraldo.

Haría falta algo más que un polígrafo para averiguar si está diciendo la verdad. Y hará falta algo más que justicia para que, en el caso de que esté mintiendo, pueda llegar a pagar los 9,2 millones de euros que aún le quedan pendientes de la multa que le fue impuesta. Eso, por no hablar del grueso del botín, misteriosamente abducido en alguno de los territorios vedados para la fiscalidad mundial, en uno de esos parajes que algunos llaman paraísos.

El rastro del dinero

Según el auto de la Audiencia Provincial de Madrid "Un empleo bien retribuido no alcanzaría para restituir la décima parte de los intereses anuales de lo debido. Sólo es una mera coartada de la decidida voluntad (del preso) de aprovechamiento definitivo de lo malversado. No ha devuelto voluntariamente nada y sólo mediante ejecución forzosa y venta en pública subasta de algunos de sus bienes se conseguirá en el mejor de los casos una fracción mínima de lo sustraído y defraudado".

Por su parte, Roldán siempre ha dicho que el dinero se lo llevó Fernando Paesa y dice que “otros se han ido de rositas”. También asegura que “No intentaron buscarlo, ni localizarlo” y que “el comisario Antonio González, que fue quien dirigió la operación, seguramente sabrá el pacto al que llegaron con él”. A raíz de las declaraciones del ex director de la Guardia Civil en la sala que le juzgó, se abrió una investigación, pero Roldán ha insistido en que Paesa "nunca" fue citado para que se le tomara declaración y "no hubo ninguna actuación".

El ex diplomático Fernando Paesa, actualmente en paradero desconocido, estuvo relacionado con varios escándalos en la época del Gobierno de Felipe González. La causa en la que se le inculpaba por el supuesto ocultamiento del patrimonio de Luis Roldán prescribió y fue archivada el 18 de marzo de 2004. La orden de búsqueda y captura que pesaba sobre él también fue anulada.

Parece que nadie se acuerda de ya de Paesa ni del resto de los implicados en la trama. Aunque lo que también parece, mentira en este caso, es que el máximo responsable de la Guardia Civil, un hombre que tuvo a su servicio a más de 60.000 agentes, que además fue uno de los de los candidatos a ministro para suceder a Corcuera en la cartera de Interior, pero que no deja de ser un ciudadano más sometido a la justicia, no cumpla ni una tercera parte de su condena encerrado en prisión. Que nadie piense que haya podido sobornar a nadie para lograrlo, porque ahora es pensionista y viaja en autobús.

Ni en el autobús, ni en la calle. En el tiempo que lleva en Zaragoza, a Roldán nadie le ha dicho nada. “No recuerdo haber tenido más que un par de incidentes. Han sido muchas más las ocasiones en que me han parado por la calle para darme ánimos", comentó él mismo. Cuando se le concedió el segundo grado, sin duda, su vida cambió. Había llegado la hora del recreo. Tenía la obligación de ir por la noche a dormir al Centro de Inserción Social del distrito zaragozano de Torrero, pero podía dedicar el día a vender seguros. "Ahora estoy ya jubilado y cobro una pequeña pensión. Si no fuera por la ayuda de mi hijo, me costaría salir adelante", asegura. Aunque ahora no comenta qué cantidad percibe, dice que su pensión "es tan baja" que no se le detrae ningún porcentaje para seguir saldando su deuda con el Estado.

"Todas mis adquisiciones han sido el desarrollo de una vida profesional de 20 años en las distintas actividades que he tenido", declaró el 25 de Noviembre de 1993, dos días después de que Diario 16 hiciese eco de sus propiedades. "El daño mayor que se me ha hecho a mí, y ese sí que es irreparable, es que yo, en el momento en que cese en mi actividad como director general de la Guardia Civil, no puedo ir a vivir al sitio que yo había elegido para vivir por razones, evidentemente, de seguridad”. También aseguró que la sociedad Europe Capital, de la que Jorge Esparza era testaferro, se había constituido "para no tener una vivienda a mi nombre" y no con ánimo de ocultarlo, “porque sería absurdo que yo tratase de ocultar bienes a la Hacienda Pública o al conocimiento de los ciudadanos”. Por otra parte, también afirmó que existía una trama montada por guardias civiles procesados por el caso Ucifa para desprestigiarle.

Y al día siguiente, La Vanguardia recogía estas declaraciones y hablaba la nota de la Guardia Civil en la que se aseguró que uno dé los tres firmantes de la información del diario madrileño, "Jesús Mendoza, es en realidad don José Luís Cervero, ex sargento de la Guardia Civil que fue expulsado de la institución el 15 de diciembre de 1987, tras ser condenado por la Audiencia Nacional a cuatro años de prisión menor, como autor de un delito continuado de estafa".
Señalaba la nota oficial que el 12 de mayo de 1993 se reunieron en un restaurante los miembros de la Guardia Civil procesados en el caso Ucifa y otras personas, "marcándose el objetivo de intoxicar informativamente mediante cualquier tipo de acusaciones a Luís Roldan" así como a personas de su entorno.

Sean ciertos o no tales hechos, hayan sido ocultadas o no muchas informaciones y sea Roldán o no un pensionista que, a duras penas, pueda llegar a fin de mes. Lo único que se puede saber es que el dinero aún no ha aparecido y que en algunos lugares del mundo existen sitios donde nunca aparece. Mientras tanto, Luís Roldán coge el autobús para volver a su casa, ahora con un papel en el bolsillo que le acredita que es libre para hacerlo.

Amel Fernández
(Publicado en julio de 2010 en la revista Orden y Ley)

2 comentarios:

Cristina dijo...

Bueno pues aquí tienes otra que te ha encontrado a través de la blogoteca.

Tu blog me viene muy bien, soy estudiante de periodismo (quien me mandaría meterme en esto xD) y me interesa especializarme en periodismo digital, asi que sólo el nombre de tu blog me hizo que entrase directa.
Te curras mucho todos tus posts así que te felicito por ello.

¡Un saludo!

Socialmedier dijo...

gracias a ambos!! sally, tienes blog? saludos!

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