Periodismo, en el punto de mira


La dictadura del crimen organizado impide a los periodistas ejercer el derecho a la información en México. El derecho a la vida de los que lo hacen no vale nada en Ciudad Juárez, donde los cárteles ya han asesinado a 11 periodistas en lo que va de año

Desde el año 2000 ya son 27 los periodistas asesinados en Ciudad Juarez, según los datos del Comité de Protección a los Periodistas con sede en Nueva York. La mordaza de la prensa de los “narcos” castiga con la muerte a aquellos que informen de lo que sucede. A los que cuentan lo que pasa. A los informadores de la razón. Pero lo peor no es lo que se sabe, sino todo lo que desconoce y lo que no se denuncia por temor a las represalias de los verdugos de la libertad de expresión.

“Aquí matan a un periodista y no pasa nada", dice Alejandro Páez, subdirector editorial de 'El Universal', que accede a hablar para ABC "sólo" en calidad de "periodista de México y de Ciudad Juárez". Para hacernos una idea, la matanza de 72 indocumentados en un rancho de Tamaulipas, no se escribió en los periódicos locales. Ni una sola línea. "La situación está siendo cada vez más crítica, vivimos bajo la amenaza permanente, y la respuesta del Gobierno Federal es pobre e irresponsable”, añade Páez.

El pasado 16 de septiembre, Judith Torrea, Premio Ortega y Gasset de periodismo digital por su blog sobre Ciudad Juárez, recibía un sms en su teléfono móvil: “¿Supiste que mataron a un fotógrafo e hirieron a otro del Diario de Juárez hoy a las 2,35 pm?”. Su primera reacción fue llamar a su compañero. “Pero no me atrevo. No me atrevo a llamar y a que no me conteste. O a llamarlo y que me diga que está fotografiando al cadáver de su compañero”. Un joven de 21 años, Luis Carlos Santiago Orozco, había comenzado en mayo “sus prácticas para sumarse a ser uno de los reporteros gráficos en plantilla. Hace poco más de una semana lo logró. Cubría información general”, publicaba Torrea en un post el mismo día en que Luis Carlos fallecía. “Balazos. Nadie vio mucho, como siempre: para seguir vivo”, añadía en su blog.

Tres días después, el diario pedía una tregua y una definición de la “línea editorial” a los cárteles del narcotráfico. Así, el domingo publicaban su editorial con el título “¿Qué quieren de nosotros?”. Los profesionales del periódico, “como trabajadores de la información, queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos”, según publicó el pasado 21 de septiembre el diario ABC.

Cuando una frase te cuesta la vida y un titular se escribe sobre tu propia lápida no hay lugar para la razón. No hay editor para corregir lo ilógico. No hay derecho de rectificación donde el perdón hace años que no existe. La única cláusula de conciencia es la que recae sobre el sicario capaz de asesinar a un hombre por el simple delito que cometió escribiendo. Si la tiene, claro.


Amel Fernández
(Publicado en octubre de 2010 en la revista Orden y Ley)




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Reportaje Roldán

La nueva vida de Roldán
Tras ser condenado a 31 años por el Tribunal Supremo, el ex director de la Guardia Civil sale de la cárcel después de 15 años en prisión.

Cuando Franco acababa de morir y España veía el amanecer de la democracia, en las primeras elecciones municipales, Luis Roldán Ibáñez ingresó en el PSOE y accedió a un acta de concejal para ser teniente de alcalde de Zaragoza en 1979. Con una supuesta Licenciatura Empresariales y un Master en Economía, destacados en currículum falso, comenzó la andadura de una de las personas más buscadas de este país durante años. De director de la Guardia Civil a fugitivo.

Ahora sale de la cárcel tras 15 años, pese a haber sido condenado a 31 por el Tribunal Supremo en 1999. Lo hace con los “bolsillos vacíos” y sin haber pagado, como asegura el Heraldo, una multa que ascendía a más de nueve millones de euros. “He pagado por lo que he hecho y otros no han pagado por lo que han hecho” aseguraba él mismo después de firmar los papeles de su libertad. Lejos quedan años de grandes responsabilidades, escándalos, laberintos y huidas desesperadas. Con una vida nueva y su pensión de jubilación camina por las calles de la Zaragoza como un ciudadano más.

Un alto cargo

Tres años más después de su despegue político en el Ayuntamiento de Zaragoza, en 1982, fue nombrado delegado general del Gobierno en la comunidad autónoma de Navarra. Fueron años de palmaditas en la espalda por las operaciones contra ETA realizadas bajo su mando. Felicitaciones y méritos que le permitieron dar el siguiente paso. De esta forma, en 1986, el Consejo de Ministros le nombró director general de la Guardia Civil, convirtiéndole en el primer civil en ocupar el cargo.

En 1988, su astucia y las buenas relaciones con Corcuera le llevaron a encargarse de la remodelación de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado. Dos años después, consiguió también detener a Henri Parot, miembro del "comando itinerante" de la banda terrorista, y su popularidad subió como la espuma durante el gobierno de Felipe González. Nuevos aplausos sembraron el eco por los pasillos cuando en 1992 fue desarticulada en Bidart (Francia) la 'cúpula' de ETA, encabezada por el buscado Francisco Múgica Garmendia.

Aunque algunos cabos sueltos le amargaron el mismo año de su apogeo. Los rastros de la droga con que algunos miembros de la UCIFA (Unidad Central de Investigación Fiscal y Antidroga de la Guardia Civil) pagaron a confidentes en algunas operaciones y las aventuradas investigaciones de un prometedor Garzón le colocaron ya en aquel momento en el ojo del huracán. “Nunca autoricé esas prácticas; pero la instrucción de Garzón no se basaba sólo en eso. Tenía más relación con los pedidos de droga encargados por agentes encubiertos y pagados con fondos reservados” afirmó años más tarde para la revista Interviú.

Garzón y Roldán pactaron la autoinculpación de algunos agentes, fueran o no culpables, para evitar "detenciones masivas de cientos de agentes y el consiguiente escándalo", según señalaron en 1997 el ex ministro del Interior, José Luis Corcuera, y el ex secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera (ambos encarcelados por el GAL) al diario El País.

José Luís Corcuera dimitió en 1993, después de que el Tribunal Constitucional anulara varios artículos de la Ley de Seguridad Ciudadana. Roldán captaba la atención de los focos y todo parecía indicar que sería su sucesor. Del punto de mira a la palestra en menos de un año.
Pero todo se torció cuando los periodistas del extinto Diario 16, José Macca, José María Irujo y Jesús Mendoza empezaron a levantar la alfombra. Debajo, algo más que polvo: el misterioso patrimonio de Luis Roldán, que se había elevado “escandalosamente” desde su nombramiento a la cabeza de la Guardia Civil. El 23 de Noviembre de 1993 el periódico publicó que el patrimonio de Roldán en ese momento ascendía a 400 millones de pesetas (2 millones y medio de euros aproximadamente).

Según Diario 16, el sueldo público de Roldán en 1993 era de unos 3600 euros. Con un salario de 600.000 de las antiguas pesetas al mes, había comprado un chalet en Cizur Menor (Navarra), otro en Aravaca (Madrid), un piso de 332 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana de Madrid, otro terreno en Cambrils y una finca en La Rioja, además de otras propiedades que, tras su divorcio, habían pasado a su ex mujer.

La huida

El 3 de diciembre de 1993 se terminó la “buena vida” del ex director cuando el Gobierno ordenó su cese fulminante. Al año siguiente, el Congreso creó una comisión de investigación que determinó que había concedido "a dedo" obras de la Guardia Civil cobrando comisiones a través de un testaferro y que había desviado fondos reservados para fines particulares, según informó EFE.

“El dinero llegaba siempre después de que la obra se adjudicara, según los procedimientos legales y los informes de los técnicos. Y nunca antes. El dinero no condicionaba la decisión. Una vez tomada, llegaba al testaferro con una gratificación económica de la empresa que había ganado. Y ese dinero era llevado a Suiza”, declaró el propio Roldán en una entrevista en presencia de un polígrafo concedida a Interviú en 2007. El aparato determinó que decía la verdad. A día de hoy, no hay rastro de los 10 millones de euros que fueron a parar a una cuenta suiza y sus dos testaferros han muerto. Según destacó El País, “sólo Roldán y Francisco Paesa, el ex agente de Interior que le ayudó a ocultar su fortuna, conocen la verdad sobre el paradero del botín”.

El partido socialista le suspendió cautelarmente de militancia mientras su "testaferro", Jorge Esparza, comparecía ante la comisión. Mientras la comisión barría sus irregularidades y las pruebas de su implicación se acumulaban bajo los muebles de su gestión al frente del Instituto Armado, la Fiscalía solicitó a la jueza Ana María Ferrer, que instruía el sumario, la retirada de su pasaporte para impedir su salida del país, publicó El Mundo.

Sin pasaporte, con el dinero en los bolsillos y antes de escuchar las conclusiones de dicha comisión, Luis Roldán se dio a la fuga el 26 de abril de 1994. Comenzaba la cacería.
El juego del escondite duró un año y un día. Durante doce meses estuvo en paradero desconocido, hasta que un día fue localizado en Laos (al norte de Camboya). El gato cazó al ratón cuando la policía española le detuvo en el área de tránsito del aeropuerto de Bangkok el 27 de febrero de 1995. Al parecer, fue entregado por las autoridades de Laos, pero no se ha localizado confirmación alguna.

El desenlace

Un día después de su detención, hacía escala en Roma el vuelo que le traería de vuelta a Madrid. Inmediatamente fue puesto a disposición de la juez Ana Ferrer, quien decretó su ingreso en prisión.

Luís Roldán ingresó en la prisión de Brieva (Ávila) el 28 de febrero de 1995. Tres años más tarde, en 1998, fue condenado a 28 años de cárcel por estafa, malversación, delitos contra la hacienda pública y cohecho. Y la Audiencia Provincial de Madrid le impuso una multa de 1.600 millones de pesetas y le condenó al pago de dos indemnizaciones al Estado por valor de 578 y 957 millones de pesetas, puntualizó El Mundo.

En cuanto a la condena, a pesar de que fue ampliada a 31 años por el Tribunal Supremo un año después, no ha sido acatada en más de la mitad del periodo establecido y Roldán sólo ha pasado 15 años en prisión, debido a “los límites del Código Penal y las redenciones penitenciarias, como destacaba el Heraldo. Acerca de esos 15 años, tampoco podemos decir que los haya pasado “entre rejas”, puesto que, después de haber cumplido apenas 10, se le concedió el segundo grado, en 2005. Durante estos últimos 5 años, ha dormido en el Centro de Inserción Social de Zaragoza, ha paseado bajo la luz del sol por la capital aragonesa y ha visto pasar los días “en su domicilio en esa ciudad, la antigua casa de sus padres, un sencillo piso de 70 metros cuadrados con un pequeño recibidor en el que exhibe una fotografía dedicada por los Reyes”, según añadió El País.

Actualmente percibe una pensión de jubilación, después de haber trabajado como vendedor de seguros en su ciudad natal. Afirma que no tiene dinero y que su hijo le ayuda económicamente. "Si yo tuviera dinero, no viviría como vivo ni viajaría en autobús", aseguraba recientemente a periodistas de Heraldo.

Haría falta algo más que un polígrafo para averiguar si está diciendo la verdad. Y hará falta algo más que justicia para que, en el caso de que esté mintiendo, pueda llegar a pagar los 9,2 millones de euros que aún le quedan pendientes de la multa que le fue impuesta. Eso, por no hablar del grueso del botín, misteriosamente abducido en alguno de los territorios vedados para la fiscalidad mundial, en uno de esos parajes que algunos llaman paraísos.

El rastro del dinero

Según el auto de la Audiencia Provincial de Madrid "Un empleo bien retribuido no alcanzaría para restituir la décima parte de los intereses anuales de lo debido. Sólo es una mera coartada de la decidida voluntad (del preso) de aprovechamiento definitivo de lo malversado. No ha devuelto voluntariamente nada y sólo mediante ejecución forzosa y venta en pública subasta de algunos de sus bienes se conseguirá en el mejor de los casos una fracción mínima de lo sustraído y defraudado".

Por su parte, Roldán siempre ha dicho que el dinero se lo llevó Fernando Paesa y dice que “otros se han ido de rositas”. También asegura que “No intentaron buscarlo, ni localizarlo” y que “el comisario Antonio González, que fue quien dirigió la operación, seguramente sabrá el pacto al que llegaron con él”. A raíz de las declaraciones del ex director de la Guardia Civil en la sala que le juzgó, se abrió una investigación, pero Roldán ha insistido en que Paesa "nunca" fue citado para que se le tomara declaración y "no hubo ninguna actuación".

El ex diplomático Fernando Paesa, actualmente en paradero desconocido, estuvo relacionado con varios escándalos en la época del Gobierno de Felipe González. La causa en la que se le inculpaba por el supuesto ocultamiento del patrimonio de Luis Roldán prescribió y fue archivada el 18 de marzo de 2004. La orden de búsqueda y captura que pesaba sobre él también fue anulada.

Parece que nadie se acuerda de ya de Paesa ni del resto de los implicados en la trama. Aunque lo que también parece, mentira en este caso, es que el máximo responsable de la Guardia Civil, un hombre que tuvo a su servicio a más de 60.000 agentes, que además fue uno de los de los candidatos a ministro para suceder a Corcuera en la cartera de Interior, pero que no deja de ser un ciudadano más sometido a la justicia, no cumpla ni una tercera parte de su condena encerrado en prisión. Que nadie piense que haya podido sobornar a nadie para lograrlo, porque ahora es pensionista y viaja en autobús.

Ni en el autobús, ni en la calle. En el tiempo que lleva en Zaragoza, a Roldán nadie le ha dicho nada. “No recuerdo haber tenido más que un par de incidentes. Han sido muchas más las ocasiones en que me han parado por la calle para darme ánimos", comentó él mismo. Cuando se le concedió el segundo grado, sin duda, su vida cambió. Había llegado la hora del recreo. Tenía la obligación de ir por la noche a dormir al Centro de Inserción Social del distrito zaragozano de Torrero, pero podía dedicar el día a vender seguros. "Ahora estoy ya jubilado y cobro una pequeña pensión. Si no fuera por la ayuda de mi hijo, me costaría salir adelante", asegura. Aunque ahora no comenta qué cantidad percibe, dice que su pensión "es tan baja" que no se le detrae ningún porcentaje para seguir saldando su deuda con el Estado.

"Todas mis adquisiciones han sido el desarrollo de una vida profesional de 20 años en las distintas actividades que he tenido", declaró el 25 de Noviembre de 1993, dos días después de que Diario 16 hiciese eco de sus propiedades. "El daño mayor que se me ha hecho a mí, y ese sí que es irreparable, es que yo, en el momento en que cese en mi actividad como director general de la Guardia Civil, no puedo ir a vivir al sitio que yo había elegido para vivir por razones, evidentemente, de seguridad”. También aseguró que la sociedad Europe Capital, de la que Jorge Esparza era testaferro, se había constituido "para no tener una vivienda a mi nombre" y no con ánimo de ocultarlo, “porque sería absurdo que yo tratase de ocultar bienes a la Hacienda Pública o al conocimiento de los ciudadanos”. Por otra parte, también afirmó que existía una trama montada por guardias civiles procesados por el caso Ucifa para desprestigiarle.

Y al día siguiente, La Vanguardia recogía estas declaraciones y hablaba la nota de la Guardia Civil en la que se aseguró que uno dé los tres firmantes de la información del diario madrileño, "Jesús Mendoza, es en realidad don José Luís Cervero, ex sargento de la Guardia Civil que fue expulsado de la institución el 15 de diciembre de 1987, tras ser condenado por la Audiencia Nacional a cuatro años de prisión menor, como autor de un delito continuado de estafa".
Señalaba la nota oficial que el 12 de mayo de 1993 se reunieron en un restaurante los miembros de la Guardia Civil procesados en el caso Ucifa y otras personas, "marcándose el objetivo de intoxicar informativamente mediante cualquier tipo de acusaciones a Luís Roldan" así como a personas de su entorno.

Sean ciertos o no tales hechos, hayan sido ocultadas o no muchas informaciones y sea Roldán o no un pensionista que, a duras penas, pueda llegar a fin de mes. Lo único que se puede saber es que el dinero aún no ha aparecido y que en algunos lugares del mundo existen sitios donde nunca aparece. Mientras tanto, Luís Roldán coge el autobús para volver a su casa, ahora con un papel en el bolsillo que le acredita que es libre para hacerlo.

Amel Fernández
(Publicado en julio de 2010 en la revista Orden y Ley)

Sobre la verdad

La audacia televisiva enmascara la dictadura mediática. Miles de personas creen lo que dice la televisión mientras unos pocos ojean la prensa crítica. Tal y como se planteó Umberto Eco, me pregunto ¿Cómo se reacciona, pues, ante un régimen mediático, visto que para reaccionar sería necesario tener ese acceso a los medios de información que el régimen mediático precisamente controla?
La información no es el poder. El poder reside en la sutileza con que se manipula. Como define Eco, “La diferencia entre un régimen "al estilo fascista" y un régimen mediático es que en un régimen al estilo fascista la gente sabía que los periódicos y la radio no comunicaban más que circulares gobernativas (…) En un régimen mediático donde, pongamos, sólo el diez por ciento de la población tiene acceso a la prensa de oposición y el resto recibe las noticias a través de una televisión bajo control, hace que se sepa y se crea sólo aquello que dice la televisión.”

El problema reside en la falsa cortina democrática que viste el salón mediático actual. Pensamos que somos libres. Mentira. Que tenemos capacidad de elección. Mentira. Que existe una televisión plural pública que se sustenta en un Estado que permite la variedad informativa con la subsistencia de televisiones privadas. ¿Verdad?

Al contrario que Umberto Eco, pienso que para reaccionar no sería necesario tener acceso a los medios de información que el régimen mediático controla. Es necesario poder acceder a las fuentes. A los documentos y a las personas que cuentan las cosas, sin que la guillotina de la ráfaga de la televisión o el descenso del micrófono tras 59 segundos, puedan sepultar las palabras nunca dichas.

La verdad no la tienen ni estos ni aquellos. La verdad es conocer lo que dicen todos. Pero sin descontextualizar. La labor del realizador o del productor de televisión es lo más cercano a la figura del censor moderno. Repito, es necesario tener acceso a las fuentes. Pero ese acceso no está limitado. Siguiendo el proceso de desclasificación de documentación de carácter público, cualquiera puede acceder a esa información. Pero ¿Quién la solicita?

No es más control el ejercido por cualquier gobierno que aquel al que están dispuestos a someterse sus gobernados. ¿Realmente queremos saber la verdad? La verdad nos genera incertidumbre, la verdad nos despoja de la tranquilidad de pensar que sabemos todo lo que pasa y evita que creamos que hay alguien ahí arriba que lo controla todo por nosotros. ¿Seguro que eso es lo que queremos?

En ocasiones, cuanto más sabemos, más deseamos desconocer. Lo queramos o no.

Amel Fernández

El plan secreto de Google

Más de29 millones de búsquedas por minuto se realizan en el buscador más famoso del planeta. ¿Realmente encontramos lo que buscamos o lo que ellos quieren que encontremos? El poder no lo da la información sino el poder de manipularla.

Si atendemos a la primera definición de la RAE del término monopolio, “Concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que esta aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio”, podemos entender que Google no sería un monopolio en sentido estricto. Sin embargo, dentro del mismo término, la cuarta acepción hace referencia al “Ejercicio exclusivo de una actividad, con el dominio o influencia consiguientes.”

Teniendo en cuenta que dos tercios de las búsquedas del mundo se hacen en Google, no queda tan claro que el buscador no ejerza un auténtico dominio. Según datos de la consultora Comscore, en el año 2009, 87.800 búsquedas se cursaron a través de Google, lo que significa un 66, 8% del mercado mundial.

En total se realizaron más de 131.000 millones de búsquedas en el mes de diciembre de ese mismo año, lo que supone 4.000 millones de búsquedas al día, 175 millones de búsquedas por hora, y 29 millones por minuto. Las cuotas de mercado de Google son tan grandes que parece tratarse de un monopolio. Ian Brown, miembro del Open Rights Group, organización británica a favor de la defensa de la privacidad de los datos, señala que “Es realmente importante para gobiernos y consumidores asegurarse de que no se produzca una situación en la que una sola compañía como Google se convierta en un monopolio de la información en Internet porque entonces se llega a una situación tipo “Ministerio de la Verdad” del que habló Orwell, en la que la realidad que se presenta a los usuarios se puede controlar y manipular gracias a la tecnología de un modo que no ha sido posible hasta hoy.”

Tal y como señala Pierre Lazuly en su artículo “El mundo según Google”, la facturación del motor se debe a su tecnología de búsqueda por un lado y a su especialización en materia de publicidad dirigida por otro. Hoy en día no aparecer en Google es como no estar en el mercado, cualquier empresa quiere estar bien posicionada y los analistas SEO (Search Engine Optimization), es decir, los especialistas en optimización para motores de búsqueda') son uno de los recursos humanos más demandados. ¿Cuál es el secreto? ¿Por qué Google tiene la clave?
Según afirma el artículo, la piedra angular del éxito del buscador se basa en la tecnología algorítmica supuestamente inimitable que desarrollaron Brin y Page. En base a cálculos matemáticos, Google posiciona a las páginas web en función del número de páginas que las enlazan. Es decir, basan sus algoritmos en la selección de referencias bibliográficas en línea. Tal y como propuso en su día el Science Citation Index, los más citados se convierten en los más legítimos, los más referenciados pasan a ser los mejor posicionados y por ende, en los supuestamente más fiables. ¿Los primeros resultados son los más creibles?

Como define Lazuly el posicionamiento de Google se basa en el concepto de Page Rank, según el cual, la página más citada obtiene un 5 y la menos citada un 1. ¿Realmente éste es el único factor decisivo para aparecer? No cabe duda de que cualquier empresa estaría dispuesta a pagar cualquier cantidad porque su negocio apareciera delante del de sus competidores. Es la lista mágica. El ranking de los mejores. Si eso es cierto, ¿Por qué no se publican los algoritmos?

Parece que es cómo la receta de la Coca Cola y se salvaguarda el secreto profesional como escusa para no difundir esa información. Pero esa información no sólo mueve al mundo, sino que le hace creer al mundo lo que realmente es importante y lo que en apariencia no lo es. Por ejemplo, si buscamos un concepto genérico como “mundo”, los 9 primeros resultados hacen alusión al periódico “el mundo”. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es lo que dice “el mundo” lo más relevante? ¿No sería más importante saber algo del mundo en el que vivimos?

Hay ciertas teorías que establecen que Google puede estar basado un sistema de financiaciones e intercambios de favores no aptos para todos los observadores. Una de las máximas de Google ha sido siempre ofrecer información gratuita para todo el mundo sin vinculaciones económicas o políticas. Las vinculaciones políticas ya hemos podido observar en el caso de China que dependen del dinero que se mueva. Y en cuanto a las económicas, ¿Estamos seguros de que nadie paga al buscador por aparecer en él?
Todos sabemos que las ganancias de Google se basan en la publicidad. Una de las mayores fuentes de ingresos la aportan los enlaces patrocinados, a través de los cuales una empresa paga a Google una cantidad por cada click que hagan los usuarios. El pago se realiza después de que el internauta pulse en el enlace, pero lo que no queda claro es si las empresas pagan de antemano para que todo eso pueda ocurrir.

Independientemente de las fuentes de financiación, lo más relevante es el hecho de que Google proporciona información jerarquizada y posicionada según criterios que aún están bajo el secreto profesional. Un mar de información del que solo vemos la superficie. ¿Puede un único buscador ser objetivo? ¿Puede un único punto de vista ser imparcial? Eso es lo que se pregunta Brewster Kahle, creador de Alexa, uno de los iniciales competidores de Google.

Google es la página de inicio de ordenadores ubicados en centros de educación, universidades, institutos, centros de investigación, empresas y escuelas. El problema de la educación basada en un solo punto de vista es que todo el mundo acabará teniendo ese punto de vista. Podría convertirse en algo imparable. No es así como se desarrolla el pensamiento crítico. El pensamiento crítico se desarrolla por contraste, por comparación. Con un único buscador en el mundo, ¿Qué otros puntos de vista tenemos?

A través de un único punto de vista se restringen todas las informaciones que podemos ver y este es el panorama en el que nos encontramos en el universo Google. Puesto que elegir siempre implica excluir frente a otras opciones, si nos marcan lo que hemos de elegir, quedan eliminadas el resto de posibilidades. Bajo una falsa apariencia de democracia y pluralidades informativas, lo que verdaderamente realiza Google como industria es una priorización de las industrias cofinanciadas preexistentes con la consecuente manipulación de nuestras elecciones. Si consideramos a Google como industria cultural en tanto que ofrece acceso a diversos productos culturales (páginas web), no podemos considerar que cumpla requisitos estrictamente democráticos, ya que los resultados que muestra no se adecuan a la totalidad de los resultados existentes.

Por tanto, nos encontramos frente a una industria que, lejos de resultar cultural, se mueve al son de los hilos de la más voraz de las economías sumergidas. Miles de obras que nunca verán la luz. Cientos de autores desconocidos. Voces que se disipan en el universo informativo propuesto por el gigante de los buscadores. Acallando los patrones de la creatividad. Parámetros excluidos por algoritmos incomprensibles que nunca verán la luz. Variables que marcan los baremos de una economía global sustentada por el negocio de la cultura.

No sólo es importante tener en cuenta lo que podemos encontrar en Google, sino lo que Google puede encontrar en nosotros.

La diversidad cultural debería basarse en multitud de creaciones al servicio del disfrute humano, no de su comercialización. Hoy en día no se crean obras para ser distribuidas, sólo para ser vendidas. No nos ofrecen lo que hay, sino lo que saben que vamos a comprar. ¿Eso es diversidad? Google pinta lo que debemos comprar, lo que debemos leer, cómo debemos vestir y qué punto de vista tenemos que tener sobre las cosas que pasan en el mundo. Bajo la falsa moral de estudiar al usuario con la finalidad de ofrecer un mejor servicio, Google almacena innumerables datos personales de las búsquedas realizadas. Mediante miles de servidores, el gigante custodia los términos buscados, las áreas geográficas de búsqueda y las direcciones IP de todos ordenadores.

No sólo ellos saben qué comemos, qué enfermedades tienen nuestros familiares o qué inclinaciones sexuales tenemos. Las industrias aprovechan esos datos para crear productos culturales a la medida de gustos construidos a través de gráficas. Pero hay más gente interesada. En febrero de 2008 el gobierno de los EEUU pidió datos a Google acerca de qué buscaba la gente. Si cualquier gobierno necesita los servicios de un solo proveedor ¿No están convirtiendo a Google en un monopolio?

Marta Baños y Amel Fernández.

Con viento a estribor

Los intelectuales españoles se posicionan ahora cerca de la derecha debido a la sagaz contribución traslúcida de los medios conservadores. ¿Consecuentes?

Según Alberto Adrianzén “Bobbio sostenía que el marxismo resolvía sus crisis sustituyendo a los intelectuales que renunciaban a este pensamiento por otros nuevos, que, a su vez, tenían la capacidad de renovarlo”. A lo mejor en esta ocasión la derecha española se ha apoderado de herramientas liberales para dar de comer al conservadurismo exacerbado. No sería la primera vez.

A lo mejor nos tendríamos que alarmar porque un puñado de intelectuales, pertenecientes a la clase media-alta (claro está), cambien de bando con el viento. A lo mejor podemos asombrarnos de que vayan contra el gobierno que votaron y que decidan menoscabar las acciones de Zapatero. Pero desde luego que su posición económica contribuyó a que la crisis les sirviera en bandeja de plata la escusa perfecta para legitimar sus ataques al ejecutivo. ¿Qué intelectuales son esos?

Según la RAE, intelectual es todo aquello perteneciente o relativo al entendimiento. No parece que los que ahora batallan en el bando que fue su contrario propicien ese entendimiento. Con nada ni con nadie.

Hubo un tiempo en que los intelectuales eran los menos beneficiados por las medidas estatales. A lo mejor este no es el caso, ¿O si? A lo mejor una rencorosa capa social resentida y destronada de su lustrosa posición dominante hace remojar sus barbas en las aguas teñidas por el conservadurismo más estable. A lo mejor los intelectuales que antes entonaban eso de “libertad, libertad…” ahora sólo se preocupan de que la SGAE pueda pasarles su pensión vitalicia por las críticas que hace tiempo dejaron de vender.

Pero no nos equivoquemos, los intelectuales siempre han vivido de la polémica. El oponerse al gobierno vigente ha supuesto siempre un valor añadido a sus codiciadas críticas biensonantes. Y la crisis se lo ha puesto fácil. Quienes leen sus artículos, quienes compran sus airados libros y quienes “zapean” para acabar en sus insulsas tertulias son los que más salen perdiendo con la crisis que supuestamente no han podido arreglar los socialistas.

Falsas promesas de cambio iluminan ahora a los apagados, encendidos por gestos como el de Aznar en la Universidad de Bilbao. Miles de apátridas abrazan ahora el país perdido, el orgullo dañado. Indecisos que no saben lo que hacer cuando lo que hay que hacer es hacer algo. Impersonales rúbricas contra el equipo que vitoreaban se hacen eco ahora que el viento no favorece la dirección de sus yates.

Excusas mezcladas con la ira que produce la decepción de no haber decidido consecuentemente. Ignorantes bañados por la incertidumbre económica que les perjudica. Esclavos de las modas mediáticas y las agendas contraproducentes que se revuelven contra lo establecido por el simple hecho de creer que serán mejores por ser más críticos. Como decía Amauri Castillo “Criticar y destruir es más fácil que enaltecer y construir. En el primer caso, no se requiere ninguna grandeza o esfuerzo; pero para el segundo, la nobleza, el trabajo y la dedicación son simplemente indispensables, y desventuradamente, los valores parecieran ser hoy menos comunes que sus antivalores”.

Sólo espero que los que ahora van donde les lleva el viento recuerden donde fueron cuando el viento les dé de lado.

Amel Fernández

Probando Orbyt

Elmundo.es ha tenido hoy la gentileza y el acierto de mostrar en abierto su nuevo formato de diario online.

MeridianoCero se ha paseado por lo que parece ser un segundo paso para la prensa digital en nuestro país. Aquí os dejamos nuestros comentarios sobre Orbyt.

La primera impresión es buena. La navegabilidad es fluida y nos asombra que el diseño y la rapidez puedan darse la mano de manera tan sorprendente.

Al entrar en la edición del día vemos la portada y la contra. El dinámico pasar de páginas está bastante logrado y permite dos opciones: hacer click sobre la esquina inferior o superior derecha o bien utilizar los botones de navegación a modo de reproductor de música. El puntero por definición es una lupa que permite ampliar hasta una visión óptima del texto. No obstante, se echa de menos algo que permita ver el texto completo sin darle al scroll, ya que es necesario arrastrar el ratón para poder leer una columna entera.

Por si el zoom no fuera el adecuado para el usuario, Orbyt cuenta con una opción para configurar la visión de pantalla. Brillante, aunque no estelar. Dentro de algunas noticias, la foto aparece con símbolo de play que nos permite visualizar un video con la narración de la noticia con una voz en off. La visualización del video es rápida y bastante ágil, aunque ciertamente pocas noticias contienen esta opción.

Una de las nuevas dimensiones que supone Orbyt, es la posibilidad de enlazar con los anunciantes que se encuentran en las páginas. Al pinchar en el anuncio, nos lleva a la página web de la empresa o servicio en cuestión. Un gran avance para la publicidad en el periódico, que deja la intrusividad para dar paso a la interación. Bravo.

En cuanto a los menús principales:

Quiosco: Cabe destacar la sección “no se lo pierda” y el acceso a otras ediciones de tirada nacional.

Tu mundo: Bajo el lema “El futuro llega hoy al presente”se presenta la sección vertebral de Orbyt. Aquí ya hay contenidos restringidos y nos llama la atención el apartado “El mediador” que parece ser el punto de contacto con el medio que tanto destacaban en el video de demostración.

Documenta: “Hoy hace X años…”, es la parte de Orbyt destinada a documentación. En la sección se resaltan varios apartados con lo que ocurrió hace 10 años, 5 años, etc… Contiente un menú de búsqueda rápida bastante intuitivo y parece algo diferente de una simple hemeroteca, razón por la cual creemos que será uno de los puntos fuertes de la nueva aplicación.


Dutty free: Publicidad por un tubo vendida en bandeja de plata. Aunque atractivo, claramente mejorable. Al principio de la mañana podíamos acceder sin problemas, pero a media mañana un error de pantalla da paso a la ventana de suscripción.

Sin duda nos encontramos ante un pequeño paso para El mundo y esperemos que un gran paso para el periodismo. No podemos considerarlo un paradigma, ni podemos decir qué no haya que darle muchas vueltas a algunas cosas, pero puede arrojar ciertas pistas acerca de cómo y por dónde podemos arrancar en un futuro.

No obstante; no seremos tan pretenciosos como Raul del Pozo cuando afirma que “es la capilla de la catedral de la blogosfera” y desde luego no creemos que sea “un deslumbrante satélite de contenidos que hoy parte hacia la osa mayor”. Primero, por que nos han invitado a entrar en una iglesia con andamios y zonas restringidas que está en las antípodas de ser considerada catedral y segundo, porque el satélite, aunque novedoso, contiene demasiados menús y apartados que nos están claramente definidos, lo que puede hacer que en ocasiones podamos tener la sensación de perder el centro de gravedad fundamental que nos hace estar unidos a la tierra. Peligro de desorientación en el satélite, peligro de pérdida de interés por el usuario y peligro no saber muy bien dónde estamos. Demasiado scroll, poco texto y cierto desorden e incoherencia entre las secciones.

Aún así, un aplauso para el riesgo. Un canto para la esperanza y un horizonte distinto para el periodismo.

Amel Fernández


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El único medio para sostener el modelo de pago por suscripción en España.

¿No sería genial tener un sistema de suscripción global que permitiese informarse en todos los diarios online a la vez?

Podría ser un titular estupendo para postear, pero de momento es sólo una idea. Os cuento más acerca de esto. Como ya comenté en otra entrada, la unión siempre ha hecho la fuerza. El periodismo no va a ser diferente. En lugar de continuar con la encarnizada lucha por las audiencias, sería prudente que todos los medios se sentaran a buscar soluciones plurales. Si lo pensamos bien, a la hora de cobrar por contenidos, sólo haría falta algo de unanimidad. Si todos lo hicieran a la vez, a lo mejor podríamos vislumbrar un horizonte diferente.

Bien pensado, bastaría ofrecer un sistema de suscripción global a medios de comunicación nacionales. ¿no sería genial tener un servicio de suscripción que permitiese informarse en todos los diarios online?

Me explico, imaginemos por un momento que con un nombre de usuario y una sola clave podemos acceder a todos los medios. Desde el punto de vista del usuario es útil, es práctico y no tiene porqué ser caro. Y, desde el punto de vista del medio, puede ser interesante y muy rentable.

Por un lado, se podría identificar eficazmente al usuario único, ya que siempre que un lector se conectase al medio tendría que introducir su clave personal. Obtener datos limpios de cuántas personas distintas acceden a cada medio daría una nueva dimensión a las negociaciones con los anunciantes. Por otro lado, esa identificación podría facilitar el reparto de beneficios obtenidos por la venta de esa suscripción. Es decir, cada medio recibiría los ingresos por los lectores reales que visitan su página web.



Imaginemos que creamos una tarjeta informativa que podríamos llamar Infocard. Supongamos que establecemos un precio fijo al mes o un sistema de recarga de saldo. Con una simple tarjeta los usuarios podrían acceder a todos los medios que quisieran participar en la iniciativa. Lógicamente, cuántos más medios participen, más productivo resultará el invento. Porque nadie va a pagar por algo que otras páginas se ofrece de manera gratuita.

Aunque, de momento, es sólo una idea.

Amel Fernández


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Con ánimo de darle la vuelta a la tortilla, el lunes 7 de marzo saldrá a la luz El Mundo en Orbyt, una idea ampliada del concepto de suscripción al que estamos acostumbrados. Según Pedro J. Ramírez, director del medio, Orbyt será "un producto informativo completamente distinto del que supone la lectura del periódico".

Por lo poco que hemos podido ver, Orbyt supone una ampliación de los servicios que normalmente ofrece cualquier medio en su servicio de suscripción online. Además del acceso a la hemeroteca y a la edición en pdf, incluirá un apartado personalizable, un servicio de documentación y algo llamado "Dutyfree", con ofertas, regalos, concursos y servicios especiales para los abonados a este nuevo producto. A través de una atractiva interfaz (apariencia de pantalla) los usuarios podrán leer de una manera distinta un diario online.

Con el diseño y las maquetaciones del diario de papel, Orbyt permite pasar las páginas, ampliar información y ver los videos relacionados pinchando en las fotos de las noticias. El coste del servicio es de 14,99 euros al mes y ofrece la posibilidad de abonarse diariamente por 0,60 euros al día. Desde luego que es una apuesta diferente. Vamos a esperar a ver cómo funciona y si realmente es tan ágil como se plantea en el video de demostración.

Veremos si puede servir de paradigma para el resto de los medios. Pero está claro que el enfoque hay que modificarlo. Incluir más servicios es una buena idea pero, ¿será suficiente?

Amel Fernández




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El modelo de negocio de la prensa se tambalea. La venta de periódicos sigue cayendo y los diarios digitales no resultan rentables.

El pago por contenidos parece la única opción para sobrevivir en la red pero ¿Cómo pedir dinero por algo que es gratis?

Internet está hundiendo el barco de papel. Es hora de cambiar el guión. Algo falla. Los argumentos de siempre ya no son válidos. Los ingresos por publicidad se desmoronan y los que reparten la tarta no se han dado cuenta que se ha pasado la hora de la merienda. La mayoría de medios online son de acceso gratuito y sólo reciben ingresos por dos vías: suscripciones y publicidad.

El modelo de pago por suscripción, defendido por Murdoch y su Wall Street Journal, basado en el cobro de contenidos y el cierre de la información gratuita, no acaba de imponerse en nuestro país porque ningún medio quiere ser el primero en arriesgarse. Tras el batacazo que supuso para elpaís.es el cierre de contenidos emprendido en 2002 por Mario Tascón, nadie se atreve a tropezar con la misma piedra. La burbuja tecnológica nos dejó sin aire y los medios aún tienen miedo de no poder respirar dentro de la red.

El modelo de publicidad que antes sustentaba la rentabilidad de la prensa escrita ya no vale para el nuevo entorno. Los banners ya no sirven de nada y todo el mundo está cansado del ventanismo emergente que agota nuestras paciencias. El pago por click está a punto de fallecer y la dificultad a la hora de medir al usuario único se acentúa cada día más. A día de hoy a los anunciantes sólo les interesan los datos de usuarios únicos que pueden acceder a un medio, es decir cuántos lectores distintos pueden ver sus anuncios. Los sistemas actuales de medición no pueden discernir si alguien se conecta al mismo sitio desde ordenadores diferentes y en estos tiempos un usuario puede acceder fácilmente desde 2 ordenadores distintos por día. Por todo ello, las cifras bailan y los anunciantes no acaban de estar seguros de qué cantidad de público objetivo (target) puede llegar a ver sus campañas.
 
Con ánimo de darle la vuelta a la tortilla, el próximo 7 de marzo saldrá a la luz Elmundo.es en Orbyt, una idea ampliada del concepto de suscripción al que estamos acostumbrados. Según Pedro J. Ramírez, director del medio, Orbyt será "un producto informativo completamente distinto del que supone la lectura del periódico".

Veremos si puede servir de paradigma para el resto de los medios. Pero está claro que el enfoque hay que modificarlo. Incluir más servicios es una buena idea pero, ¿será suficiente? (ver entrada sobre Orbyt)

Además de cambiar o ampliar los contenidos es necesario replantearse las jerarquías de la información y la forma en la que se presenta. Puede que no baste con hacer una copia de un diario de papel en formato digital para triunfar en la red. En este momento resultaría vital ponerse en el lado del lector e indagar acerca de qué quiere leer y cómo quiere leerlo. Actualmente los medios online siguen ofreciendo la misma agenda setting desde hace décadas. Política y economía siguen primando sobre el resto de noticias y siguen siendo lo primero que se encuentra cualquier usuario cuando accede a cualquier medio en la red. A lo mejor hay que invertir la agenda y ver qué pasa, a lo mejor hay que pintar la información de una manera diferente de cómo dictan los parámetros del periodismo convencional ¿Por qué no probar?


Está claro que en internet no existe la fórmula mágica ni la pócima milagrosa. El éxito se basa en probar, medir y analizar los resultados obtenidos. Ensayo, fallo. Así de sencillo. Pero los medios no quieren perder el tren digital y piensan que cualquier error puede ser letal. Ahora están demasiado ocupados en no perder ni un céntimo más de lo que esperan ganar. La lucha con la competencia sigue siendo su peor lastre.

La unión siempre ha hecho la fuerza. El periodismo no va a ser diferente. En lugar de continuar con la encarnizada lucha por las audiencias, sería prudente que todos los medios se sentaran a buscar soluciones plurales. Si lo pensamos bien, a la hora de cobrar por contenidos, sólo haría falta algo de unanimidad. Si todos lo hicieran a la vez, a lo mejor podríamos vislumbrar un horizonte diferente.

Bien pensado, bastaría ofrecer un sistema de suscripción global a medios de comunicación nacionales. ¿no sería genial tener un servicio de suscripción que permitiese informarse en todos los diarios online?

Me explico, imaginemos por un momento que con una sola clave podemos acceder a todos los medios. Desde el punto de vista del usuario es útil, es práctico y no tiene porqué ser caro. Y, desde el punto de vista del medio, puede ser interesante y muy rentable.

Por un lado, se podría identificar eficazmente al usuario único, ya que siempre que un lector se conectase al medio tendría que introducir su clave personal. Obtener datos limpios de cuántas personas distintas acceden a cada medio daría una nueva dimensión a las negociaciones con los anunciantes. Por otro lado, esa identificación podría facilitar el reparto de beneficios obtenidos por la venta de esa suscripción. Es decir, cada medio recibiría los ingresos por los lectores reales que visitan su página web.

Imaginemos que creamos una tarjeta informativa que podríamos llamar Infocard. Supongamos que establecemos un precio fijo al mes o un sistema de recarga de saldo. Con una simple tarjeta los usuarios podrían acceder a todos los medios que quisieran participar en la iniciativa. Lógicamente, cuántos más medios participen, más productivo resultará el invento. Porque nadie va a pagar por algo que otras páginas se ofrece de manera gratuita.

No obstante, esto no sería suficiente. Hay que modificar patrones. Cortar y pegar. Hacer de la lectura en internet algo divertido, algo ágil y algo atractivo. Por eso hay que seguir investigando en nuevas presentaciones gráficas, distintos lenguajes informativos y nuevos órdenes textuales. Título, entradilla y texto se han convertido en sota, caballo y rey. Invirtamos la pirámide. A ver qué pasa. Cambiemos la jerarquía de la agenda mediática. A ver qué pasa. Cambiemos el lenguaje para que sea más ágil la lectura en un monitor. A ver qué pasa. Aprender de los errores será esencial para sobrevivir en la jungla digital. Y tal y como están las cosas, no hay demasiado que perder.

Amel Fernández



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Jornadas de Comunicación Corporativa 2.0

El pasado 11 de febrero se celebró la primera Jornada de Comunicación Corporativa 2.0 organizada por la Universidad Carlos III de Madrid y el grupo de investigación PASEET.

Varios profesionales de la comunicación se dieron cita para hablar de los cambios que han supuesto para las empresas las nuevas tecnologías de comunicación online. Redes sociales e interactividad fueron los protagonistas.

El nuevo modelo de comunicación corporativa está basado en el universo digital. Redes sociales, blogs, foros y otras aplicaciones 2.0 se presentan como la única vía para que se hable de las empresas en internet. Para ver cómo afrontar este desafío más de 300 estudiantes asistieron a las cuatro mesas de debate que contaron con la presencia de una docena de profesionales especializados.

EMPRESAS DE INTERNET Y CONSULTORAS DE COMUNICACIÓN

Demasiados e-mails. Pablo Herreros, director de Goodwill y uno de los creadores de la primera sala de prensa virtual, abordaba el cambio que ha supuesto el avance tecnológico para los procesos relacionados con la información. Desde su punto de vista, el avance experimentado en estos años ha generado multitud de oportunidades que antes estaban reservadas a unos pocos, pero también ha supuesto la degeneración del canal telemático debido al incremento del ruido informativo provocado por la utilización masiva de la red.

También ha destacado que el incremento del consumo de internet ha sido inversamente proporcional al tiempo medio por visita, que ha bajado casi la mitad. En relación a las redes sociales, Herreros ha subrayado que el futuro es el teléfono móvil. Como ejemplos significativos, ha señalado los 65 millones de usuarios de Facebook que se han conectado mediante la aplicación para móviles y las más de 40.000 descargas de la misma aplicación para la red de Tuenti.

Concluyó su intervención diciendo que el objetivo esencial para gestionar una comunicación eficaz de las compañías tiene que ser escuchar al usuario.


Muchas empresas no están preparadas. Adolfo Corujo, director del departamento de comunicación online de Llorente & Cuenca hizo hincapié en la necesidad de preparación por parte de las empresas para adaptarse al boom del social media. “El 3% de los problemas de que llegan a un responsable de marketing provienen de redes sociales. Esto supone el 30% de su tiempo para resolverlos, porque la mayoría le son completamente ajenos.”

Corujo dijo que “Se está proclamando el guruismo. Los gurús exponen teorías, pero son difícilmente practicables”. Hoy todos hablan de interactividad. Todos rezan a gurús recién nacidos en la gran cuna digital que exponen teorías que no dejan de ser realidades obvias hechas palabras. Aunque en realidad los ejecutivos de las grandes compañías, abrumados por la carga de sus preocupaciones diarias, apenas tienen tiempo para perderlo en las redes sociales.

Menos mal que para remediarlo pueden contratar a teóricos de la comunicación digital. Aunque éstos no puedan crear una campaña viral, aunque desconozcan las claves para que se hable de un producto en facebook y aunque hablen y hablen de interactividad sin que ninguna compañía consiga funcionar eficazmente en esto del social media.

Define qué quieres decir a la red. Para Pascual Drake, director de Comunicación 2.0 de Porter Novelli, resulta esencial analizar qué papel queremos que juegue nuestra empresa en las redes sociales. “El problema no es crear un grupo en facebook, vamos a sentarnos, vamos a ver que se dice en la red de ti; que quieres decir a la red y cómo quieres hacerlo”.

La mayoría de las empresas que aparecen en las redes no están en ellas. Se las ve, se las escucha, pero rara vez son ellas las que escuchan y nosotros quienes hablamos de ellas.

En definitiva, tenemos que simplificar. Si hablamos de interactividad, dejemos actuar. Dejemos que el usuario defina sus prioridades, démosle la posibilidad de cambiar algo y, si eso resulta tarea compleja, hagamos que se entretenga. Porque la gente no se conecta para comprar ni para que le vendan nada, lo hace para divertirse, para cotillear y para estar en contacto con su gente. En el momento que una empresa nos divierta en la red, comenzaremos a hablar de ella. Así de simple.

Amel Fernández


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