Martillos en manos de las mariposas

Esta mañana he visto el documental “Blogs: La fiebre de los diarios en la red” dirigido por Manuel Campo Vidal. Aquí os dejo mis percepciones.

Y
a no dependemos 100% de los medios tradicionales. Los blogs nos ayudan a compartir nuestras experiencias. Nos permiten ser escuchados. Nos brindan la posibilidad de mostrar y ver una realidad diferente. Nos dejan saltar la valla de la domesticada agenda informativa. Nos dan voz en un mundo sordo. Tal y como apuntaba Manuel Castells, “El poder siempre se ha basado en el control de la información. Y los blogs escapan a esos controles”. El éxito de las bitácoras reside en el pensamiento “Yo no quiero que me controlen”. Y ahí reside su poder. Yo tampoco quiero.



Enrique Dans comentaba que tener un blog “es como si tuviera la posibilidad de organizar una tertulia en mi casa cuando yo quiera”. Basta con exponer un tema y ver lo que piensan el resto de internautas. Aunque también añadía que puede causar adicción. No sólo para el seguidor, sino también para el que escribe. En este sentido, Hernan Casciari señalaba que poco a poco “te empiezas a dar cuenta de que un blog es como una mascota. Algo que hay que cuidar. Te das cuenta de que es algo vivo. Un tamagochi.” Cuando te vas de vacaciones te percatas de que un blog tiene una serie de obligaciones, una implicación a la que no puedes renunciar. Primero, por la autoexigencia que hay que vencer para dejar de concederte a ti mismo ese momento en que posteas. Y segundo, porque te das cuenta de que los seguidores pueden elevar ese nivel de exigencia. Te ruegan que escribas, esperan recibir los mails de actualizaciones y comentan sin cesar. Hay gente que se conecta pensando: a ver que me cuenta hoy éste o aquel.

Ayer un escalofrío me recorrió la espalda cuando imaginé a todos los blogueros, periodistas, usuarios y profesionales pegando en sus sites el Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet” . Todos con su portátil o en su casa leyendo y haciendo leer los preceptos del manifiesto. Fue una sensación increíble ver en mi blogroll cómo todas las actualizaciones de los post tenían el mismo título. Algo grande se puede hacer cuando la gente se une. Lo único que me pregunto es ¿Realmente los blogs unen a la gente? ¿Realmente la blogosfera supone un poder real?



Hoy, al leer los comentarios sobre el post de Enrique Dans ha habido uno que me ha llamado la atención. Un tal “Javier” comentaba lo siguiente acerca del manifiesto:

"Vamos a ver, vamos a ver. Creo que estáis siguiendo el camino incorrecto, en mi opinión.
No hay que moverse en la dirección que ya sabemos que no conduce a nada: twitteos, grupos de Facebook, manifestaciones a las que no va nadie…

Si la ley ley (o mejor dicho, el proyecto de ley) establece que se pueden clausurar medios sin intervención judicial, los pasos a dar están bien claros: que una asociación, o un particular, inicie los procedimientos legales pertinentes para tumbar esta ley (en el caso de que acabe aprobándose) por su manifiesta inconstitucionalidad.

Es una buena ocasión para comprobar si digamos, un David Bravo, o la Asociación de Internautas, sirven para algo más que para hacer ruido en los platós de televisión, y aumentar las visitas a sus blogs y a sus despachos.

Un saludo."

La televisión apenas ha mencionado el tema del manifiesto y, aunque algunas cabeceras han incluido el tema en portada, por alguna extraña razón, esta cuestión parece no haber trascendido lo sufiente, lo necesario o lo meramente previsible. Pero no es así. En el mundo real no sucede lo mismo. El manifiesto está en miles de páginas y es y será leido por millones de personas. Por esa razón, los blogs son un desafío directo a los medios tradicionales. Ese es su poder. Y usarlo adecuadamente, nuestra responsabilidad. Como decía el sabio: “si lees lo mismo que ellos, acabarás pensando como ellos”. Ante lo cual, no puedo evitar pensar que a lo mejor el tal Javier quizá lea demasiados medios tradicionales.

No es necesario comprobar si una Asociación de Internautas sirve para algo más que para hacer ruido. El mero hecho de poder conseguir la unanimidad en la libertad del pensamiento colectivo conlleva un poder imbatible. Algo que antes no existía. Algo que se necesita. Creo que poder exponer ideas, tener la incalculable posibilidad de difundirlas global y gratuitamente, y ver que alguien te apoya, puede darte más fuerza que una insulsa queja recostado en tu sofá.

Una idea puede ser una mariposa que revolotea en tu salón. Pero puede ser el más contundente de los martillos si consigues que salga de ahí. Por eso creo en el poder de los blogs o de cualquier medio de comunicación libre de trabas, censuras, controles, líneas editoriales o barreras políticamente correctas. Seamos incorrectamente políticos. Difuminemos por el mundo las ideas con un teclado. Pongamos martillos en manos de mariposas. ¿Por qué no?

¿Por las manifestaciones convocadas en redes sociales a las que no va nadie vamos a tirar la toalla? Por esa regla de tres me quedaría en la cama todas las mañanas. Pero se que el día que me despierte sin ganas de cambiar el mundo, mi mundo se habrá acabado. Porque cuando ese día llegue puede que ya esté muerto o me falte poco para estarlo.

Amel Fernández

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